DETALLES

Es difícil predecir que te traerá un sábado cualquiera por la noche. Tu tan solo te alistas de la mejor manera, en la que tu mamá te dijo que te veías guapo, y sales de cacería, o en el mejor de los casos, para el relax de la noche, simplemente a pasarla bien y haber que pasa.

Uno no puede predecir con quien se encontrara, o si la pasara súper divertido o será todo un fiasco, lo único que puede hacer es salir con todos los ánimos posibles para que todo salga bien. Yo soy de la personas que aprendió (a la mala) que en cuestión de salidas no es bueno planear nada, ¡absolutamente nada!, simplemente salgo para ver qué pasa. Y como me caí de cabeza de chiquito y por eso tengo problemas de aprendizaje aun sigo planeando las salidas…

Esta vez quede salir con una vieja amiga la cual no veía mucho tiempo, 8 años para ser exactos, en verdad había olvidado lo difícil, pero sumamente interesante que es hablar con ella, nuestras conversación nunca tienen ni sentido ni dirección y a pesar de eso, y no sé cómo, nos llegamos a entender. Después de hablar de todo lo que nos había pasado durante todo ese tiempo, comprendí una cosa, pueden sucederles diferentes cosas a diferentes personas, en diferentes ocasiones y en diferentes circunstancias, pero siempre habrá algo en que puedan comparar las cosas y entender la similitud de los acontecimientos ajenos, pero al fin del cabo, similares.

Al entender esto, y si tienes suficiente capacidad de atención para captar esos detalles que hacen que vivas la experiencia como tuya, puedes ver tus propias experiencias desde otro punto totalmente diferente, el cual enriquece la visión global de lo que te está pasando, y sobre todo te hace tomar mejores decisiones.

Lo irónico es que para que la señorita en mención hable de sus experiencias es todo un desafío, como dije antes, es difícil pero interesante poder sacarles esos detalles. Al final de todo, los dos nos dimos cuenta que fue bastante enriquecedor para los dos hablar de esas cosas que tal vez no lo hablaríamos con cualquier persona. Esa noche comprendimos lo importante que es para uno y para los demás dejarse conocer y hablar de esos detalles que a veces dejamos pasar, son ellos los cuales nos hacen crear el vinculo y aprender uno del otro. La verdad nosotros tenemos poco o nada en común, bueno, lo único en común que tenemos es que los dos por lo menos, somos humanos, o eso creemos…

POLVITOS MAGICOS

Anita (que solo tiene 6 años de edad) se despierta muy emocionada, ya es 21 de Diciembre y solo falta 3 días para Noche Buena. Le espera un agitado día por que hoy saldrá de compras con su mamá. Compraran cositas de Navidad que hace falta para el gran día.

Anita como cualquier otra niña está emocionada por las fiestas, especialmente por los regalos que recibirá, ya que este año lo pasara con sus abuelos, los papás de su papá, que no los ve hace mucho tiempo, y sabe que ellos si son muy generosos, y además le deben muchos regalos de navidades pasadas.

Ropa adecuada para ir de compras, un buzo y un polo lo bastante holgado porque ya está haciendo calor. Su madre la apura para salir de casa. Una vez en el mercado Anita le pregunta a su mamá que comprarán, - Primero lo primero – Le dice con un tomo muy seguro. ¿Qué será lo primero?, se pregunta Anita. Su mamá va en busca de unos polvos plateados que escucho que si se esparcían por toda la casa atraían la buena vibra, y como ella quería un buen año, no iba a permitir que haya mala vibra en su casa. Anita le pregunta que de donde saco tal idea, su mamá con tono algo molesto le responde – unas amigas me lo dijeron, y dicen que ¡funciona muy bien! – Anita con extrañeza le responde, - el auto del tío Miguel es plateado y realmente vibra mucho, si tenemos esas vibraciones en casa de seguro que se desarma enterita- Y su mamá con un grito le responde -¡No seas mensa! Buena vibraciones para que tu papá ya no se siga peleando con tus abuelos y al fin tengamos una cena digna de una familia- Anita piensa que tiene que ver el bendito polvo plateado con que su papá y su abuelito arreglen esa discusión que tuvieron hace años por la manera en que su tío Miguel y su papá pelearon por algo de una hipoteca.

Siguen buscando más cosas bonitas para esta navidad, y la mamá de Anita le dice –le voy a comprar una casita al niño Jesús para que este año tengamos la nuestra propia- Anita con confusión le responde – ¿desde cuando se le hace un regalo a alguien con la esperanza de que te lo devuelva?- - ¡tú que sabes niña!- le respondió por tratar de pasarse de lista. Después de un buen rato, ya cuando se le paso el enojo a la mamá de Anita, le dice que le va a comprar una muñeca nueva porque la que tiene esta rota y debe botarla a la basura, el año nuevo no puede recibirlos con algo roto en la casa. Anita muy decidida le responde que no quiere una nueva, esa se la regalo su abuelita hace tiempo y le tiene mucho cariño por que le recuerda cuando salían juntas a jugar al parque, hasta que su papá se peleo con ellos. Su mamá enojada la mira y le dice –eres la primera niña que desprecia una muñeca nueva- y Anita le responde – y tu eres la primera vieja que cree en polvos mágicos. Obviamente después de eso Anita recibió una tunda con la que se termino ese día de compras.

Al fin llego la Noche Buena, Anita y aun más su mamá esperaban que todo salga bien, pero solo su mamá tenia la confianza en que los polvitos plateados y la mesa decorada de una manera especial ponga fin a la discusiones de su esposo con sus suegros.

La Navidad pasó, y lamentablemente el papá de Anita y sus abuelos aún seguían peleados. Anita piensa – ¡polvitos del demonio, no sirvieron de nada!- se acerca al nacimiento y mirando fijamente al niño Jesús dice – niñito Jesús, sé que no te regale nada esta navidad, a pesar de que era tu cumpleaños, pero te prometo ser una niña buena si ayudas a mi papá a reconciliarse con mis abuelos, extraño los paseos que hacía con mi ellos y sobretodo, extraño la paz que había en la casa cuando ellos estaban acá- Su papá la observaba por una esquina de la habitación sin que ella se diera cuenta. Anita subió a su habitación y al pie de su cama empezó a rezar la oración que le enseño su abuela.

Al día siguiente Anita, sus papás y sus abuelos salieron todos al parque como una familia. Mientras que Anita jugaba con su abuelo a las escondidas pensaba –yo sabía que esos polvitos no iban a funcionar y que el niñito Jesús si la sabe hacer, pero lo malo es que ahora ¡me tendré que tomar toda mi sopa!-